5 Tips para Tener un Bronceado Perfecto

Si para este verano el objetivo es lucir una piel dorada sin riesgo, luminosa y uniforme, hay algunas reglas para tener en cuenta, sobre todo si buscamos un bronceado duradero (hay que recordar que la piel está en renovación celular constante y cuando volvemos de las vacaciones enseguida recupera su color natural).



Apuntá estos 5 consejos para tener tu perfecto bronceado:

Exfoliación

Lo ideal es practicar un pulido suave cada quince días. Un gesto de belleza fácil para refinar la piel, evitar la descamación y minimizar el aspecto de resequedad y aspereza, típico de cuando nos exponemos al sol. Pero hay que reforzar este hábito si estamos por irnos de vacaciones a la playa con una buena exfoliación el día anterior a viajar.


Alimentación

Los alimentos ricos en carotenos estimulan la creación de melanina, el pigmento responsable del bronceado. Por eso, para conseguir un tono parejo, es fundamental sumar a nuestra dieta el consumo de zanahorias, mangos, calabaza, damascos, nísperos, pimientos rojos, berro, espinacas, acelga y lechuga. ¿La clave? No dejarlo para último momento y empezar a incluirlos en nuestra alimentación un par de meses antes del verano. Además, los alimentos con ácidos graso omega 3 –nueces y pescado azul, por ejemplo- favorecen la elasticidad de la piel y tienen un gran poder antiinflamatorio, que nos protege de las agresiones de los rayos UV.

Protección

Las pieles protegidas del sol durante todo el año son siempre las más saludables, así que tomar sol con protección es vital para prevenir el envejecimiento cutáneo y posibles lesiones. En ese sentido, el verano es el momento en el que hay que ser más consciente con la protección: no exponernos directamente al sol durante más de treinta minutos seguidos y reaplicar el protector cada dos horas, sobre todo después de un baño de mar o en la pileta. Además, resulta fundamental usar el protector adecuado para cada tipo de piel y evitar los aceites sin índice de protección.

pareja aplicándose bronceador

En su justa medida

Esta regla es clave. Nunca exponerse a los rayos UV entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde (es cuando más daño pueden causar) y el primer día de playa o pileta no superar los quince minutos al sol, para cuidar la piel y empezar a broncearnos de manera responsable. Se pueden agregar cinco minutos de exposición por día –siempre con protección- hasta llegar a la media hora. No más. Si sobrepasamos ese tiempo el resultado va a ser una piel engrosada, rugosa y opaca.

Después hidratar

Luego de la exposición al sol hay que limpiar la piel de restos de cloro, sal o arena y rehidratar con una fórmula reparadora o un after sun, dos productos que evitan el enrojecimiento y la resequedad mientras ayudan a conseguir el bronceado perfecto y a prolongar el dorado por más tiempo. También hay que tomar abundantes líquidos: agua, jugos o infusiones. Un bronceado perfecto ofrece varias ventajas, no solo porque mejora la apariencia y fortalece los huesos gracias a que el sol es la principal fuente de vitamina D, sino que además este tipo de bronceado más duradero en el tiempo no está peleado con la protección, al contrario, solo se logra cuidando la piel de los efectos nocivos de los rayos solares y con la adecuada protección.

mujer bronceándose