Exfoliación
Lo ideal es practicar un pulido suave cada quince días. Un gesto de belleza fácil para refinar la piel, evitar la descamación y minimizar el aspecto de resequedad y aspereza, típico de cuando nos exponemos al sol. Pero hay que reforzar este hábito si estamos por irnos de vacaciones a la playa con una buena exfoliación el día anterior a viajar.
Alimentación
Los alimentos ricos en carotenos estimulan la creación de melanina, el pigmento responsable del bronceado. Por eso, para conseguir un tono parejo, es fundamental sumar a nuestra dieta el consumo de zanahorias, mangos, calabaza, damascos, nísperos, pimientos rojos, berro, espinacas, acelga y lechuga. ¿La clave? No dejarlo para último momento y empezar a incluirlos en nuestra alimentación un par de meses antes del verano. Además, los alimentos con ácidos graso omega 3 –nueces y pescado azul, por ejemplo- favorecen la elasticidad de la piel y tienen un gran poder antiinflamatorio, que nos protege de las agresiones de los rayos UV.