Un poro es la apertura de una superficie por la que entra o sale una sustancia. Así, los poros de la piel corresponden a los orificios de salida de las glándulas sudoríparas (las que producen sudor) y de las unidades pilosebáceas (unidades compuestas por un pelo y una glándula productora de sebo). Vale aclarar que, en ocasiones, a la unidad pilosebácea se le puede adjuntar también una glándula sudorípara. Por lo tanto, hay tres tipos de poros:
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Los exclusivos de sudor.
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Los exclusivos de sebo.
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Los que son compartidos.
Los poros correspondientes a la apertura de las glándulas sudoríparas son invisibles al ojo humano. Están distribuidos de forma homogénea en todo el rostro mientras que los poros correspondientes a las unidades pilosebáceas son los que tienen mayor tamaño y pueden, y suelen, ser visibles.