El uso de protector solar es muy importante, porque ayuda a cuidar la salud de la piel distintas formas: reduce el riesgo de contraer cáncer de piel, retrasa el envejecimiento cutáneo, protege de las quemaduras que puede provocar la exposición a los rayos UV y evita la aparición de manchas. En ese sentido, conviene enfatizar, además, que su uso es imprescindible durante todo el año: no solo en verano, ni únicamente los días soleados, o cuando salimos a la calle. Cuidarse de los efectos dañinos del sol es una tarea de todos los días.
En ese sentido, lo ideal es que su uso se convierta en un hábito (como último paso de la rutina de cuidado matutino, después de limpiar, tonificar e hidratar la piel), sobre todo ahora que, pandemia mediante, pasamos mucho tiempo en nuestras casas. Porque la luz azul de los dispositivos electrónicos también perjudica nuestra piel: las pantallas emiten radiaciones que producen fotoenvejecimiento y pueden provocar líneas de expresión prematuras, pérdida de elasticidad, manchas y deshidratación profunda.