Pasadas cortas y suaves
Conviene comenzar por alguna de las dos patillas, moviendo la navaja hacia abajo con movimientos cortos, parejos y sin interrupción. Es clave enjuagar la navaja con agua caliente tras cada pasada, antes de continuar con el afeitado. Después de la mejilla se sigue por el mentón, usando el centro de la navaja ligeramente levantada, y luego por el labio superior, con pasadas cortas pero firmes, siempre dejando el bigote para el final.
Estas dos partes de la cara son más delicadas, por eso no hay que afeitarlas en el primer momento: resulta vital tanto la confianza como la seguridad que da haber afeitado las mejillas primero. Por último, es el turno del labio inferior y el cuello. Hay que ajustar la boca para tensar el labio y dar las primeras pasadas desde la esquina del mentón hacia el centro, y después afeitar hacia arriba con pasadas cortas, empezando desde la parte superior del mentón y dejando que la navaja siga el contorno debajo del labio. Con el área del cuello debemos tener extremo cuidado, porque cualquier mal movimiento termina en un corte o con la piel irritada, y siempre afeitar siguiendo la dirección del pelo, con pasadas cortas y estables.